nació el 27 de septiembre de 1973 en la Ciudad de México. Su vida estuvo marcada por su carisma, energía y una sonrisa pícara que iluminaba cualquier lugar. Desde pequeño, fue un niño travieso, lleno de vitalidad, siempre destacándose por su alegría y su habilidad para ganarse a todos con su risa contagiosa.
A lo largo de su vida, Jorge mostró una gran resiliencia, enfrentando un accidente en su adolescencia que le dio una segunda oportunidad. A partir de ese momento, se convirtió en un protector incansable para su familia, ganándose el respeto y la admiración de todos. Su ejemplo de lucha y su corazón noble fueron una fuente de inspiración constante para quienes lo conocieron.
Su generosidad no tenía límites, y su humildad lo hacía aún más querido. Siempre tenía una palabra de aliento, capaz de levantar el ánimo de cualquiera. Jorge fue un hombre que supo combinar fortaleza y ternura, siendo el mejor hijo, hermano, primo, amigo, jefe, esposo y padre. Su presencia era un bálsamo, y su ausencia deja un vacío profundo en su familia y amigos, que lo recuerdan como un ser humano excepcional.
El 13 de enero de 2021, la vida de Jorge fue arrebatada por el COVID-19, pero su legado de amor, generosidad y ejemplo permanece en todos nosotros. Su filosofía de vida, “échale chingadazos y acomódate”, es un reflejo de su actitud ante las adversidades: siempre enfrentarlas con valentía, sin rendirse nunca.
Hoy, su familia y amigos lamentamos profundamente su partida, pero sabemos que el cielo ha ganado un gran ser humano, que seguirá brillando en nuestros recuerdos.