Escrito en el anuario de la "Copa De Oro" de la preparatoria Fillmore High en 1976, un joven Lauro Recendez se despidió de sus compañeros de graduación y de los subgraduados de la siguiente manera: "Yo, Lauro Recendez, me alegra dejar la preparatoria Fillmore High School y dejar al resto de ustedes para que sufran".
El 31 de enero de 2024, a las 5:10 a. m., en la casa que construyó, en la calle en la que vivió durante 60 años (Lemon Way), en su lugar favorito, el garaje (ahora convertido en recámara), a los 67 años de edad, rodeado del amor de su familia, Lauro Recendez partió en paz para encontrarse con Dios, comenzando su vida espiritual y, bueno, "dejando al resto de nosotros para que suframos".
Lauro, el mayor de 3 hermanos, nació de Andrés y Josefina Recendez el 10 de octubre de 1956, en el estado Mexicano de Zacatecas, en una pequeña ciudad conocida como General Enrique Estrada. Cuando Lauro tenía 8 años, su familia emigró a Fillmore, California, en el Programa Bracero de los años 60. Durante los siguientes 60 años, la calle Lemon Way sería testigo del crecimiento y la evolución de Lauro como persona - desde niño hasta hombre, desde hombre hasta esposo, desde esposo hasta padre, desde estudiante hasta graduado, desde graduado hasta trabajador del campo, desde trabajador del campo hasta músico, desde músico hasta arquitecto, desde arquitecto hasta miembro del programa comunitario local y de la comisión de planificación de Fillmore. Lemon Way fue su hogar y su patio de recreo, Fillmore fue su parque, y el condado de Ventura se convirtió en su anfiteatro, literal y figurativamente; él jugó, diseñó y creó.
Lemon Way sirvió como la tierra de la crianza de Lauro. Esa tierra estaba formada por familias unidas a través del Programa Bracero: las familias Montañes, Reyes, Felix, Martinez, Bravo, Rico, Vaca, Avalos y Ruiz (por nombrar algunas). Los mayores vieron crecer a Lauro mientras que sus jóvenes se convirtieron en algunos de los amigos de toda la vida de Lauro (Pepé, Gonzaló, Felipé, por nombrar algunos).
Fue en la escuela donde Lauro comenzó su trayectoria en la música, al tiempo que también hizo más amigos de por vida (Lino, Evaristo, Rudy y Jesús, por nombrar algunos). Con Rudy y el hermano mayor de Rudy, Alberto (entre otros), formaron la banda Los Extraños; Lauro tenía unos pocos años cuando comenzó a tocar la trompeta. Lauro fue miembro de la banda durante aproximadamente cuatro décadas; en esas cuatro décadas dominó los teclados, la ingeniería de sonido y la conducción de un autobús grande. En ese autobús, viajaron y actuaron en Nevada, California, Washington y hasta Chicago. Grabaron 3 álbumes completos y aparecieron en Univisión algunas veces. Continuó forjando relaciones con innumerables personas: Chuy, Javier, René, David, Beto, Rubio, Armando, Ernie, Gerardo, a todos ellos no solo les sirvió como compañero de banda sino como hermano.
Si no fuera por la música, nunca habría conocido al amor de su vida, María Del Carmen, en 1979. Lauro y Carmen se conocieron en la casa de Alberto en la calle B. La historia dice que mientras Los Extraños estaban ensayando, la puerta del garaje se abrió de golpe mientras Carmen caminaba hacia arriba por la entrada, y allí estaba el hombre con bigote detrás del teclado. No fue amor a primera vista, pero fue el comienzo de su relación. Esa relación duró 42 años y les trajo dos hijos: uno en 1982, Antonio Andrés (su regasón), y el otro en 1988, Juan Marcos (su favorito).
Cuando Lauro no estaba siendo músico, estaba avanzando en el comercio de la construcción y el desarrollo junto a su padre Andrés, su hermano Rodolfo y amigos y familiares (Antonio, José, Pepe, Lupe, Martín). Con su apoyo, formaron "R&L Construction". Lauro aprendió a ser dibujante, arquitecto, plomero, electricista, carpintero; aprendió a dibujar una casa a mano, por computadora y luego dirigir al equipo para construirla. Dejó su marca en varias casas y negocios en Fillmore, Santa Paula, Piru y Agoura Hills, desde la Asociación Villa Park hasta el frente de tienda de North Fillmore, mientras también servía en la Comisión de Planificación de Fillmore. Le encantaba compartir su conocimiento, "No me voy a llevar mi conocimiento conmigo, así que ¿por qué no compartirlo?", solía decir.
En 2009, Lauro se convirtió en abuelito o "Ito", como lo llaman sus nietos. No había visita que no comenzara y terminara en pequeñas luchas donde su cachucha, los lentes y sus plumas de Lauro volaban. Esas enormes manos callosas suyas se convertían en manitas lisitas para sus nietos, "mis chusmillas", como él los llamaba.
Lauro fue hijo de Andrés† y Josefina, hermano de Esther† y Rodolfo, esposo de María Del Carmen, yerno de María† y Antonio, padre de Antonio Andrés y Juan Marcos, tío de Adriana, José y Javier, gran tío de Isaac y David, suegro de Lorena y Tanya, y abuelo de Jared, Andrea, Tatiana y la pequeña Elora (en camino).
Lauro fue un soñador, un hijo, un hermano, un esposo, un tío, un padre, un abuelo, un amigo para muchos, un trabajador del campo, una semilla de Lemon Way, un mecánico, un músico, un Extraño, un arquitecto, un constructor, un hacedor de todo, un soñador hasta su último día. Él fue, es y siempre será, todo.